BADAJOZ. LAUDA SEPULCRAL DE LORENZO SUÁREZ DE FIGUEROA Y MENDOZA, J.M. GARCÍA CALDERÓN
...el objeto material, quizá, más bello que la
ciudad de Badajoz atesora.
Naturalmente nos referimos a la famosa lauda o
lápida sepulcral de Lorenzo
Suárez de Figueroa y Mendoza que esculpiera el
veneciano Alejandro Leopardi o quizá Pier Zuanne delle Campane en 1503 y que se
conserva en el claustro de la catedral de Badajoz. Su epitafio resulta tan
extraordinario como su propia vida: Éste en la juventud hizo según su edad: y
en las armas usó lo que convenía. La espléndida lápida destinada al sepulcro
del noble y de su abnegada esposa Isabel de Aguilar, finalmente no sería
utilizada. Lo enterrarían en Venecia, donde murió y disfruta tan ilustre
pacense, entre tanta grandeza allí enterrada, de un injusto olvido y en cuanto
a su sufrida esposa, en un colofón sublime para la triste historia de una
soledad creciente y traicionada, optó por enterrarse en el Convento de San
Onofre, donde dispuso otro epitafio, tan iluso como sublime, para su escueta y
engañosa lápida:
Fuente: Diario Hoy |
Dentro de la capilla en que yo estuviere no se entierre otra
persona sino la mía, pues es justo que quien tan sola fue en la vida no tenga
compañía en la muerte.
Ambas sentencias, la del condotiero extremeño despechado
que nunca quiso volver y la devota esposa que lo aguardaba, muestran una manera
de ser y vivir la ciudad de Badajoz antes de ser devorados por las fauces del
tiempo. En el primer caso, la misión encomendada al noble extremeño lo sumerge
en una vida atropellada y llena de ambición que lo aparta una y otra vez de su
lugar de origen y destino. Quizá fue su mala conciencia por la doble traición a
su esposa y a la ciudad donde lo aguardaba por lo que quiso compensar su
conducta con una lápida tan suntuosa. En el caso de Isabel, mujer sin duda
irónica y llena de autoridad, su espera entre traiciones y promesas incumplidas
la llevan a la vida apacible de la ciudad callada que sabe respetar a sus
buenas hijas. Una vida apacible, sin duda, pero quién sabe sin llena de
pequeñas tempestades interiores.
Jesús María García Calderón,Una ciudad traicionada.
La ciudad de Badajoz como temperamento. Editorial
Ánfora Nova. Serie Ensayo. Córdoba, 2016.
Jesús Mª García Calderón (Badajoz, 1959). Doctor en Derecho, Fiscal desde 1985, cubrió sus
primeros destinos en Huelva y Sevilla, siendo nombrado en 1995 Fiscal Jefe de
la Audiencia Provincial de Lugo. En el año 2001 fue nombrado Fiscal Superior de
la Comunidad Autónoma de Andalucía, cargo que desempeña en la actualidad, tras
sucesivas renovaciones con el apoyo unánime del Consejo Fiscal. Es el octavo
hijo del periodista y escritor extremeño Antonio García Orio-Zabala
(1913-1975). Sus primeras publicaciones aparecieron, como ocurrió con otros
escritores de su generación, a finales de los años 80 en distintas
publicaciones dirigidas en Extremadura por el escritor Bernardo Víctor Carande.
Aunque ha desarrollado
una amplia labor como poeta en los últimos 25 años, ha cultivado la prosa con
la publicación de relatos y algunos ensayos.
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